– ¿Qué dices si voy y te visito? O viajamos ambos al mismo lugar.
-Paula… No tengo vacaciones como para viajar, y todavía no tengo un horario muy definido acá. Sería muy poco tiempo el que podría estar contigo
-Poco es mejor que nada.
– ¿Crees que lo valdría?
-Tú no. Y tampoco te voy a obligar.
-Tal vez después, cuando ya esté más instalado.
-Sí, después.
Y le colgó. Le gustaría que entendiera que no es que no quiera, o que la esté rechazando, simplemente no puede. Le gustaría que no tuviera esa mentalidad de querer las cosas al momento, y si vienen después, ya no las quiere tanto.
Pasaron algunas semanas sin hablar, hasta que un domingo cualquiera ella le mandó un mensaje de texto en alguna Red social, para preguntar si le podía mandar una foto, y si estaría de acuerdo con no preguntar quién la tomó. Era una foto de ella en la playa, con una sonrisa en la cara y los brazos en el aire; la parte de arriba del traje de baño desabrochada, y bajada dejando ver sus senos, pero más importante, sus pezones que él no sabía ahora estaban perforados
– ¿Preguntar cuándo te perforaste los pezones sí puedo?
-Ah, unos días antes de cuando pregunté si podía autoinvitarme a tu casa. Era de las sorpresas que quería darte.
-Ya…
Pues muy bonitos, te ves muy feliz y muy bonita también.
-Gracias. Lo estuve.
Pensó en decir que esperaba se viera así de contenta cuando lo visitase, pero no quería ponerse a pensar en la logística de ello. Pensó si quién tomó la foto sabría de él, y que posiblemente no existiera si él no hubiera rechazado su autoinvitación. Pensó en decirle muchas cosas, pero decidió que era mejor no decir nada, sobre todo nada que pudiera mal interpretar como celos, o como promesas, que sería peor.
Otra vez se acumularon semanas sin hablar. Era normal en ellos. Lo importante era que podían dejar de hablar por mucho tiempo, y seguir siendo tan amigos, y algo que no era amigos, como siempre.
Lo que no se esperaba era un mensaje de Daniel, uno de los poco amigos en común que tenían. El mensaje decía que tenía algo que decirle, que le contestara cuando tuviera un momento para una plática que podría durar una cantidad considerable de tiempo.
Le contestó tres días después, en parte por falta de tiempo, en parte porque no se le ocurría siquiera qué tema podría querer hablar. Los tres se habían mudado tanto, cambiado carreras tanto, que el único tema en común que se le ocurría, era Paula. Daniel no era más cercano a Paula que Ernesto.
-Disculpa que me tomó tantos días. ¿De qué querías hablar?
-No te preocupes, Paula me dijo que eso iba suceder.
Primero necesito que veas estas fotos.
Cinco fotos, tres autoretratos de Daniel y Paula, una de Paula dormida, y de nueva cuenta, la foto de Paula con el bañador corrido y los pezones perforados.
– ¿Tú le tomaste esa foto?
-Yo no podría aguantar los celos y la curiosidad de saber quién estaba con ella.
No supo que responder. No creía sentir celos, curiosidad sí y mucha. Pero no sabía que quería decir.
-Vamos Ernesto, algún comentario debes tener.
-No sabía que ustedes estaban juntos.
-Juntos… Tanto como ella y tú lo estaban.
Es la parte menos sorprendente de la historia.
Sí, paula me ha autorizado a enviarte las fotos que yo considerará, siempre que incluyera la última, para que supieras cuándo ocurrió.
Me ha permitido decirte cosas, pero primero debía cumplirse una condición que desafortunadamente, ha ocurrido.
Paula falleció el día que te contacté.
– ¿Qué chingados me estás contando?
Ernesto inmediatamente se fue a los perfiles de esos otros pocos amigos en común. El de paula no decía nada de “en memoria…”, lo sabía porque le había revisado más temprano ese día, pensando en hablarle por teléfono después. Solamente en el perfil de una persona encontró algo relacionado, una selfie de esta amiga, Wendolyne, con Paula, escrito lo mucho que la quería y que la iba a extrañar, y agradeciendo todas las lecciones, sobre todo la de inventarse tiempo.
-Paula no puede estar muerta.
-Llevo días pensando lo mismo. Te comprendo, aunque para mí, fue menos sorpresa.
Ella intentó darte las noticias, pero no quería que fuera por mensaje, ni por llamada
-Y yo como idiota le dije que después.
-Hace muchos meses se desmayó en casa de su madre, terminó en urgencias. Volvió a suceder en la misma semana, le hicieron estudios, le encontraron un tumor cerebral.
La aplicación de mensajería le informó que Daniel estaba escribiendo, pero en un momento cambió a decir que estaba grabando un audio.
Tres minutos de agónica espera.
“Creo que mejor decirlo que escribirlo. Primero dijeron que era tratable, pero luego resultó que sería difícil. Y ella… Ella estaba cansada de muchas cosas en la vida, seguro lo sabes, y cuando le dijeron que dejarlo sin tratar le daría solamente unos cuantos meses de vida, decidió empezar a dejarlo todo en orden. Su mamá no entendía, si hermano no entendía; su papá, que nunca había estado muy presente en su vida, seguro tú también te sabes esa historia, fue el único en entender. Después hizo una lista de personas a quienes le diría. Wendolyne no iba a ser la primera, pero coincidió en su ciudad. Por eso Wendolyne ha dicho que le enseñó a hacerse tiempo, porque, aunque al principio iba justa de tiempo, al final se quedó dos días más con Paula… Tú ibas a ser el primero, y yo… pues yo de último, si quedaba tiempo.”
Terminaba el audio, aunque la plataforma ya anunciaba otro. En la voz de Daniel se escuchaba tristeza, la nariz escurriendo, la quebrantes de voz.
“Pero cuando intentó contactarte, su salud empezó a ponerse mal. Entonces pasó a mí. Siempre supe que había alguien más importante que yo, no esperaba que fueras tú. La misma tarde de la foto en la playa, me lo contó todo. Lo de ella y lo de ustedes. No me quería decir que eras tú, pero le insistí. Insistí también a que te contará, así fuese por nota de voz. Y bueno, así fue como terminé con permiso de contarte, de nosotros, de su enfermedad, de lo importante que eras para ella. Me hace mal pensar en eso cuando no has podido ni darte tiempo para verla, pero es la realidad, tú siempre fuiste tanto para ella, todo lo que yo quería ser… “
-Eso es lo importante Ernesto.
-Daniel… Yo no sé qué decirte.
-Dime al menos que ya la extrañabas antes de saber que ya nunca va a estar
-Pues claro que sí, no mames. Ella era…
Nunca supe que era.
Amor romántico no era, amor de amigos se queda corto.
– ¿Y por qué siempre la dejabas de lado?
“No la dejaba de lado, pero no quería hacerle ilusiones. Yo no… Yo sí quería verla después. ¿Por qué no me dijiste tú?” No fue tan consciente de haber aplastado el botón de grabar audio. Pero sí dijo exacto lo que sentía. Sí él hubiera estado en el papel de Daniel…
Otro audio. Y decía justo lo que Ernesto estaba pensando, que, si hubiera estado en su lugar, también habría hecho todo lo que paula pidió.
-Mira Ernesto, los tres nos conocimos casi al mismo tiempo, y, según me han dicho, su relación conmigo y su relación contigo, han corrido paralelas. Yo ya no tengo más que decir, pero tengo mucho dolor y mucho coraje.
Y aunque parte de mi enojo sea contigo, entiendo que las palabras no te salgan.
Entiendo si luego me quieres decir algo, y estaré disponible.
Ernesto ya no respondió. Al menos no ese día.
Hablarían después, hablarían mucho. Daniel le mandaba mensaje cada que el dolor por la pérdida lo invadía, y Ernesto cada que se sentía culpable por aquel “tal vez después” que ahora le carcomía la existencia.
Ninguno creía realmente en la vida después de la muerte, así que nunca lo hablaron, pero Daniel imaginaba que Paula estaba allá, viendo que se habían compañía, y que seguro eso la ponía igual de tranquila, que en la foto durmiendo, que se la había hecho Daniel después de haberle contado de su relación con Ernesto. Por su parte Ernesto se imaginaba que Paula podía, desde el más allá, ver su dolor, y esperaba que al menos ahora ya no le quedasen dudas de lo importante que había sido para él, aunque en vida nunca lograse demostrárselo.
Cuando uno parte lejos, el paso inicial
También será el primero para regresar
Que mi adiós deje entrar ansias de volver
(Love of Lesbian – El paso)
Madre mía el formato de esto… Esto primero se iba a titular Metamores, luego El Mundo (también por LoL), y al final, El paso porque queda igual de bien, pero sin hacerme llorar. Lo que me hace llorar El mundo es de no creerse. Volví a leer esta historia porque ya hace semanas que la escribí, y también me hizo llorar. Soymuynena, recordemos.